Cecina de León Feblame en lonchas

Las vacas a partir de las cuales se elabora esta cecina son de razas autóctonas de la zona y tienen entre 6 y 12 años. Es importante que las vacas sean gordas y viejas para conseguir una cecina gustosa y que se mantenga tierna una vez curada.

Primero se salan, luego se lavan y secan, a continuación se ahúman durante dos semanas sobre hogueras de leña de encina, y finalmente se cuelgan en secaderos naturales.

Los secaderos naturales son edificios sin sistema de aire acondicionado ni calefacción. Disponen de ventanas abiertas al exterior para que la temperatura y la humedad sean las habituales de la zona, permitiendo una curación natural, no acelerada. La curación en estos secaderos durará entre 12 y 15 meses, dependiendo del tamaño de las piezas.

A los 6 y 10 meses se les da una imprimación con aceite de oliva y manteca de cerdo, que actúan como protectores naturales frente a los ácaros.

Carne de vaca, sal, manteca de cerdo y aceite de oliva.

Al estar envasado al vacío, debe sacarse unos 20 minutos antes de su consumo para disfrutar plenamente de su sabor.
Una vez perdido el vacío, deberemos sacar el producto de la bolsa.
Conservar entre 0 ºC y 5 ºC.

Mínimo 2 meses desde su recepción.

Color: Tonos rojos oscuros que van del cereza al granate, con veteado de grasa.

Sabor y aroma: Carne poco salada, de sabor intenso, sabroso, y aromas ahumados.

Lo más habitual es consumir la cecina en crudo, cortada en finas lonchas. Hay quien la aliña con unas gotas de aceite de oliva y la sirve sobre pan tostado. También puede emplearse para potenciar el sabor de multitud de platos, como ensaladas, carpaccios, pastas y verduras asadas.

La cecina tiene un elevado contenido en proteínas (75% del extracto seco) y muy poca grasa (menos del 10%). Esta grasa es muy aromática y se presenta como finísimas infiltraciones en el tejido muscular.