El celebérrimo nutricionista francés Michel Montignac publica en ediciones Akal un compendio definitivo: Coma por placer y manténgase delgado (Editorial Blume, 22 Euros), donde pone patas arriba los tópicos más arraigados de la opinión pública.
Montignac sostiene que la solución consiste en familiarizarnos con el índice glucémico, un criterio metabólico relacionado con la insulina, según el cual debemos eliminar el azúcar y la leche a cambio de congratularnos con el jamón ibérico y el aceite de oliva. El método contradice los intereses de los grandes grupos agroalimentarios, pero Montignac, amenazado de muerte por su doctrina y convertido orgullosamente en el cocinero de la reina Beatriz de Dinamarca, planta batalla a fuerza de maldiciones y anatemas. Sin alzar la voz, porque es un buen comunicador y porque 50 millones de personas ya han leído sus libros.
Según este nutricionista, se han demostrado las cualidades beneficiosas para la salud que tiene el jamón ibérico alimentado con bellotas y criado en montanera. Es bueno porque controla los niveles de colesterol, cosa que no sucede con los productos obtenidos de cerdos estabulados y alimentados industrialmente.
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