Las 7.500 hectáreas de dehesas comunales de Alburqueque (Extremadura) están más solicitadas que nunca debido al alto precio al que ha llegado el pienso.
Las familias de la población acuden a ellas con un máximo de 2 cerdos para que éstos puedan finalizar su engorde en el mejor hábitat posible. Es una tradición que se remonta hasta 5 siglos atrás.
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