No es nada fácil encontrar jamón serrano en Nueva York, y mucho menos jamón ibérico de bellota.
Aunque cada vez hay más tiendas y supermercados gourmet, muy pocos incluyen en su catálogo jamones españoles. El prosciutto italiano, en sus diversas elaboraciones y calidades, gana por goleada.
En el Grand Central Market, ubicado encima de la mítica estación de ferrocarriles, pudimos encontrar un solo jamón serrano, a unos 35 €/Kg (loncheado, impuestos no incluidos, foto superior).
En las tiendas gourmet Dean & Deluca también había jamón de bellota de la marca Fermín, a unos 230 €/Kg (loncheado, impuestos no incluidos, foto inferior). Más o menos el doble de lo que vendría a costar en España.
Puede que la comida sana y los productos mediterráneos estén de moda en los Estados Unidos, pero de momento la penetración de nuestras marcas es bastante discreta.
Algo parecido sucede con los vinos, aceites de oliva, vinagres, quesos y conservas, aunque son mucho más fáciles de encontrar.
La introducción de productos derivados del cerdo es muy complicada en América. Embutidos Fermín tardó 9 años en conseguirlo. Esto explica la poca variedad y los altos precios, que le restan competitividad respecto a la competencia.